Hígado graso, ¿cómo afecta a la salud?

El hígado graso es una enfermedad difícil de diagnosticar de manera temprana, ya que no suele manifestar síntomas y, en el caso de que sí lo haga, estos pueden acabar confundiéndose con otras afecciones menos graves.

hígado graso

El hígado graso es una enfermedad muy difícil de diagnosticar de manera temprana, ya que no suele manifestar síntomas y, en el caso de que sí lo haga, estos pueden acabar confundiéndose con otras afecciones menos graves. De hecho, desde la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH) explican que “hasta un 25% de la población española podría tener principio de grasa en el hígado”.

Generalmente, al hígado graso también se denomina en el ámbito médico como esteatohepatitis no alcohólica cuando esta enfermedad no la provoca el consumo de alcohol. Y es que, a veces, todo aquello que afecte a este órgano se le relaciona con esta bebida. Pero, en este caso concreto, una persona abstemia por completo también puede acabar desarrollando esta patología en la que la grasa empieza a acumularse en el hígado y cuyas causas todavía generan muchas dudas entre los profesionales.

¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?

Como ya hemos mencionado, el hígado graso no siempre manifiesta síntomas. No obstante, cuando lo hace es posible que se presente con dolor en la zona superior del abdomen, además de una fatiga que nada tiene que ver con un descanso deficiente. También, conviene prestar atención al color de la piel, ya que puede aparecer un ligero tono amarillo, debido a la ictericia, porque se acumula bilirrubina en el cuerpo.

La pérdida de apetito, aparición de náuseas y la retención de líquidos también pueden alertar de que se están produciendo acúmulos de grasa en este órgano. Pero, las consecuencias del hígado graso es que puede acabar derivando en una cirrosis (cuando se forman cicatrices en el hígado) o incluso propiciar la aparición de un cáncer en este órgano. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), “5270 personas fallecen por este tipo de cáncer en el año en nuestro país”.

Causas del hígado graso

Las causas del hígado graso no suelen estar claras en muchas ocasiones y, por eso, su prevención es tan complicada. Por este motivo, ante las primeras señales de alerta, por muy leves que sean, conviene someterse a pruebas médicas que descarten que se trata de esta enfermedad. Pues, su progreso puede tener un pronóstico desfavorable.

Sufrir otras enfermedades

El riesgo de desarrollar hígado graso es mayor cuando se sufren otras enfermedades. Por ejemplo, la diabetes tipo 2 o la obesidad. En estos casos, conviene realizar determinadas pruebas que ayuden a diagnosticar esta afección cuanto antes. De esta forma, se podrá iniciar un tratamiento adecuado para evitar que esta evolucione.

Genética

Otro factor que puede influir en la aparición de esta enfermedad es la genética. Tener antecedentes familiares que ya la hayan sufrido es algo que debe comunicarse a los médicos para que tengan constancia de este hecho. De esta manera, quizás a partir de una determinada edad, se empiecen a hacer pruebas concretas para tenerla controlada.

La dieta y el aparato digestivo

Como explicamos que la obesidad puede tener un impacto en la aparición del hígado graso, está claro que el cuidado de la dieta es un factor clave. Por eso, limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, apostar por la fruta y verdura de temporada, y acudir a un nutricionista resultará esencial para reducir el riesgo de sufrir esta enfermedad.

Cómo limpiar el hígado graso: alimentos prohibidos

El tratamiento del hígado graso comprende una serie de alimentos prohibidos que se deben tener presentes para evitarlos o disminuir su consumo lo máximo que sea posible. Por ejemplo, reducir el azúcar es algo clave, así como el consumo de bollería industrial. ¿Esto quiere decir que nunca se consuman estos alimentos? Claro que no, pero hay que limitarlos mucho, algo que hasta el momento puede que no se haya hecho. 

Asimismo, hay que beber abundante agua, evitando aquellas bebidas que son ricas en azúcares, como las carbonatadas con sabores. El alcohol, el consumo de carnes rojas y limitar los alimentos fritos también será esencial. Esto no solo prevendrá un posible exceso de peso que incremente la posibilidad de sufrir hígado graso, sino que contribuirá a mantener este órgano saludable para impedir que la enfermedad progrese. 

¿Se debe seguir una dieta especial para el hígado graso?

Algunos expertos coinciden en que la dieta para hígado graso mediterránea es la idónea. En ella abundan las grasas buenas, las verduras y las frutas, y se introducen una gran variedad de alimentos que contribuirán a mantener este órgano en perfectas condiciones. Además, en ella hay alimentos ricos en grasas que son saludables, como las nueces o el aceite de oliva, por poner solo algunos ejemplos.

No obstante, a pesar de esto lo mejor es seguir las recomendaciones de los médicos digestivos que analizarán la situación particular de cada paciente. Pues, si una persona tiene diabetes, tal vez, los consejos con relación a la alimentación sean algo distintos. 

Afortunadamente, el hígado graso se cura si se diagnostica en una etapa temprana y se inicia un tratamiento lo antes posible. Por lo tanto, si necesitas atención médica porque tienes hígado graso o sospechas que padeces esta enfermedad, en Hospitales Parque ponemos a tu disposición a los profesionales mejor preparados: