Hambre emocional: qué es y cómo controlarla

El hambre emocional no obedece a una necesidad real de comer, es más, puede que aparezca tan solo media hora después de haber desayunado, comido o cenado quedando satisfechos.

El hambre emocional no obedece a una necesidad real de comer, es más, puede que aparezca tan solo media hora después de haber desayunado, comido o cenado quedando satisfechos.

El hambre emocional no obedece a una necesidad real de comer, es más, puede que aparezca tan solo media hora después de haber desayunado, comido o cenado quedando satisfechos. Por tanto, son las emociones, principalmente aquellas que consideramos negativas, las que impulsan a abrir la nevera y comer sin tener realmente hambre.

¿Qué es el hambre emocional?

Cuando el hambre emocional aparece es como una señal de alarma de que hay algún problema que hay que resolver lo antes posible. El aburrimiento, por ejemplo, o la saturación debido a tener que estudiar para un examen importante o acabar un proyecto para el que se va muy justo de tiempo puede hacer que el hambre emocional aparezca.

Hay algunas mujeres que lo experimentan en determinados momentos de su ciclo menstrual. Por ejemplo, en la fase lútea, justo antes de que aparezca la regla, es normal que haya un mayor apetito, tendencia a elegir alimentos más grasos y menos sanos —chocolates, helados, patatas fritas, bollos—. El motivo está en los cambios hormonales que provocan síntomas psicológicos que pueden derivar en este comportamiento.

Sin embargo, hay otras personas que pueden llegar hasta el extremo de sufrir lo que se conoce como Trastorno por Atracón. En determinados momentos del día o de la semana se produce una ingesta abusiva de alimentos que no tiene relación con el hambre, ya que, teniendo sensación ya de saciedad, se continúan ingiriendo. En estos casos, hay un problema psicológico que necesita un abordaje profesional. 

¿Qué relación tiene con la ansiedad?

El hambre emocional y la ansiedad están estrechamente relacionadas. Aunque la ansiedad puede generar dolores de cabeza, sensación de angustia o necesidad de escapar de una situación determinada, también puede derivar en una necesidad de consumo de alimento que no tiene ningún tipo de relación con el hambre que se pueda sentir. 

Pero, el mayor inconveniente de que la ansiedad produzca este tipo de reacción es que las personas terminan sintiéndose culpables y mal tras la ingesta abusiva de comida. Los motivos son que esto les puede generar un incremento de peso, así como una serie de malestares físicos —distensión abdominal, exceso de gases, cólicos, diarreas o estreñimiento—. Por tanto, el hambre emocional y ansiedad suelen ir de la mano. 

Hambre emocional vs hambre real

Diferenciar el hambre emocional del hambre real no siempre es fácil cuando se está sufriendo un episodio de ansiedad o estrés que perdura en el tiempo. Esa sensación de saciedad puede no diferenciarse, lo que perjudica a la persona que se encuentra en este tipo de circunstancia. Analicemos algunas diferencias al respecto.

  • El hambre real puede posponerse sin ningún tipo de problema, por ejemplo, mientras se prepara una comida rica y nutritiva, con frutas y verduras. Por el contrario, el hambre emocional es impulsiva y requiere de una ingesta instantánea. 
  • El hambre emocional se centra en bollería industrial y alimentos poco saludables, con altas cantidades de azúcares y grasas. Esto no ocurre con el hambre real porque hay tiempo para hacer preparaciones más meditadas.
  • El hambre real permite detener el consumo cuando uno se siente satisfecho. De hecho, la sensación es muy agradable después de la comida tras haber aplacado los síntomas del hambre —deseo de comer, rugidos del estómago.
  • El hambre emocional genera culpabilidad, porque se ha comido más de lo que se necesitaba y, además, todos los alimentos han sido muy poco sanos. Asimismo, se ignoran las señales de satisfacción, como puede ser el sentirse lleno.

Cómo quitar el hambre emocional

Para quitar el hambre emocional es crucial tener en cuenta una serie de consejos que pueden venir muy bien para empezar un proceso en el que se vuelva a tener una buena relación con la comida. Para ello, es interesante prestar atención a lo siguiente.

Eliminar todas las tentaciones

Hay que procurar no tener en casa bollería, dulces o cualquier otro alimento que sea poco saludable. En su lugar, conviene contar con abundantes frutas y frutos secos que puedan aplacar los antojos o ese “picoteo” que todo el mundo puede hacer a media mañana o a media tarde. Esta es una de las recomendaciones más importantes. 

Llevar un diario de comidas

Este puede ayudar a analizar cuándo se suele caer en el hambre emocional. Por ejemplo, puede ser cuando se está en el trabajo o en casa porque uno se aburre. Conocer las dinámicas de cada uno puede ayudar a establecer relaciones que pueden llevar a esta actitud con la comida que no es nada saludable. 

Utilizar el Batch Cooking

El Batch Cooking es una manera en la que se prepara comida para 3 días, por ejemplo, o toda la semana. De esta forma, no hay que pensar en qué comer, se eliminan las improvisaciones y se pueden consumir alimentos sanos en las cantidades y porciones adecuadas. Por tanto, es una buena idea ponerlo en práctica. 

Acudir a un profesional

Finalmente, la última de las recomendaciones es acudir a un psicólogo profesional. Este ayudará a saber por qué se está produciendo el hambre emocional, qué la origina y puede contribuir a reducir el estrés o la ansiedad si son los detonantes. En Hospitales Parque ponemos a tu disposición un amplio equipo de psicólogos: