Hospital Parque recomienda las revisiones de la próstata a partir de los 45 años

Dr. David Hernández en una interveción con láser verde en los quirófanos de Hospital Parque Tenerife

La prevención, a través de controles a partir de los 45-50 años, es la principal herramienta para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata, el tumor maligno con mayor incidencia dentro de la población masculina en España, con 30.884 casos nuevos previstos para este año.

Los urólogos de Hospital Parque Víctor Ramos y David Hernández explican que el cáncer de próstata no presenta sintomatología hasta fases avanzadas, por lo que resulta fundamental que la población masculina tome conciencia de la importancia de realizar controles preventivos.


 

Añaden que su detección en estadios tempranos es clave a la hora de aumentar las posibilidades de curación. En este sentido, puntualizan que su crecimiento lento y la  baja agresividad que presenta en las etapas iniciales mejora su pronóstico, alcanzándose una tasa de supervivencia superior al 95% en 10 años.

Los controles preventivos se centran en la valoración del antígeno prostático específico (PSA), del volumen de la glándula prostática, así como la presencia de síntomas urinarios. Dichos factores, junto a la existencia de antecedentes familiares, marcarán la periodicidad de los sucesivos controles, que puede oscilar entre uno y tres años. En caso de un aumento significativo del PSA o alteraciones en el tacto rectal, se realiza una resonancia magnética multiparamétrica para determinar la indicación y guiar una eventual biopsia prostática. 


 

El tratamiento de dicha patología estará condicionado por el estadio de la enfermedad, la edad del paciente y su estado de salud, explican los doctores, planteándose diferentes opciones, que van desde la vigilancia activa a  la cirugía mínimamente invasiva, la radioterapia y la terapia hormonal.

Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas como la prostatectomía radical laparoscópica permiten obtener buenos resultados y mejoran sensiblemente la recuperación de los pacientes. En aquellos casos en los que el tumor se extiende fuera de la próstata, como los localmente avanzados o metastásicos, se aplica terapia hormonal o quimioterapia. 

 

A la vanguardia en patologías benignas

Pese a la importante incidencia que el cáncer de próstata tiene entre los varones, la mayor parte de las consultas por síntomas prostáticos están asociados a patologías benignas. Este es el caso de la hiperplasia benigna de próstata, que es la que registra más casos, afectando a más del 60% de los varones a partir de los 50 años y cuya prevalencia aumenta con el envejecimiento, llegando al 90% en el caso de los mayores de 80 años.


 

La hiperplasia benigna de próstata supone un sobrecrecimiento de la parte central de la próstata, conocido como adenoma, que constriñe la uretra y provoca dificultad para orinar. La reducción de la presión del chorro urinario, la necesidad de orinar con frecuencia, la sensación de no vaciar la vejiga completamente y el goteo postmiccional son algunos de los síntomas más frecuentes.

Su aparición no siempre requiere intervención quirúrgica sino solamente en aquellos casos en los que oprime el conducto de la uretra y provoca problemas de micción. En esta línea, Víctor Ramos destaca que Hospital Parque incorpora técnicas mínimamente invasivas de última generación, como la terapia térmica con vapor de agua. En este caso, a través de una microaguja, se inyecta vapor de agua en la parte central del adenoma prostático, que provoca una reducción del volumen prostático y, por tanto, de los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata.

Ramos destaca que uno de los aspectos más novedosos de dicha técnica es que no provoca alteraciones en la eyaculación, un problema que afecta a más del 80% de los casos tratados con las intervenciones convencionales. A esto se suma que el riesgo de complicaciones es mínimo y puede realizarse con anestesia local y sedación consciente.

La utilización del láser verde es otro de los tratamientos para la hiperplasia benigna de próstata, que supone un importante avance a la hora de reducir el tejido prostático, ya que utiliza un tipo de energía afín con los vasos sanguíneos, lo que mejora la coagulación y reduce el sangrado. A la reducción de los efectos secundarios de este tipo de intervenciones, se suma un tiempo de recuperación más rápido.