Niños, mayores y enfermos crónicos, los más vulnerables ante las altas temperaturas

Los niños, los mayores y las personas con enfermedades crónicas como diabetes, cardiopatías o enfermedades mentales  o renales son los grupos de población que presentan una mayor vulnerabilidad ante las altas temperaturas, afirma el médico de familia de Hospital Parque Nicolás Maffiotte. En este sentido, señala que es necesario extremar precauciones para evitar complicaciones que pueden revestir en algunos casos gravedad.

En este caso, insiste en la importancia de adoptar medidas preventivas, como evitar la realización de deporte o trabajos al aire libre en las horas de más calor, usar ropas ligeras y de color claro, hidratarse, evitar las bebidas alcohólicas y las comidas pesadas y descansar en caso de teners sensación de agotamiento.

Nicolás Maffiotte explica que la exposición a altas temperaturas y humedad provoca un incremento de la temperatura del cuerpo que puede dar lugar a un agotamiento por golpe de calor, que se traduce en sudoración excesiva, sequedad de la boca y sed intensa, debilidad, náuseas y vómitos, así como dolor de cabeza.

En el caso del golpe de calor, precisa, la temperatura corporal asciende hasta los 39 y 40 grados, al mismo tiempo que la piel está roja, seca y caliente, se incrementa la respiración y la frecuencia cardiaca y se produce una alteración del estado de conciencia, llegando a provocar convulsiones e incluso la muerte. 

El médico de familia de Hospital Parque puntualiza que en ambas situaciones es necesario actuar con celeridad y colocar al paciente en una zona con sombra o en una habitación fresca, dar agua o jugos naturales no azucarados, quitarle la ropa y darle duchas de agua fría, además de solicitar ayuda médica.

 

Intoxicaciones y gatroenteritis

Por otro lado, el aumento de la temperatura va asociado también a un incremento de otras afecciones, como las intoxicaciones alimentarias y la gastroenteritis.

Matiza que el calor propicia la  aparición de bacterias o virus en alimentos y líquidos que no se conservan en las condiciones adecuadas. A esto, se suma también la presencia de alimentos en mal estado de conservación por haberse roto la cadena de frío.

En el caso de las gastroenteritis víricas, los afectados presentan diarreas, dolor abdominal y vómitos, que se palía con la reposición de líquidos y dietas blandas.

En las gastroenteritis bacterianas, a estos síntomas se suma también la fiebre, pudiendo incluso conllevar el ingreso hospitalario en los casos más graves. Los tratamientos seguidos se centran en la ingesta de líquidos, junto a antibióticos en determinados casos.

Nicolás Maffiotte señala que el mantenimiento de hábitos de alimentación y vida adecuados son la principal herramienta de prevención. En este caso, insiste en la necesidad de cuidar una correcta conservación de los alimentos, lavar todos los productos que se consuman en crudo, así como tener especial cuidado a la hora de consumir salsas y mayonesas, en especial las de elaboración casera.