La incorporación de hábitos saludables desde la infancia, clave para prevenir la obesidad

La incorporación de hábitos de vida saludables desde la infancia, que incluyan una alimentación basada en la dieta mediterránea, la eliminación de azúcares refinados y productos procesados y la práctica deportiva adaptada a la condición física y la edad son los pilares fundamentales para prevenir la obesidad, afirma la endocrina de Hospital Parque Macarena Sánchez-Gallego.

Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Obesidad, que se celebra el próximo lunes, destaca que esta enfermedad mantiene una tendencia al alza, con especial incidencia en Canarias, que es la segunda comunidad del país con mayor prevalencia, afectando al 22,6% de la población adulta, mientras que el sobrepeso afecta al 37,8%. Una patología que, además, afecta de forma significativa a los niños, con 18,5% de afectados por obesidad y un 24,5%, por sobrepeso.

Sánchez-Gallego explica que la obesidad es una enfermedad multifactorial, caracterizada por un exceso de tejido adiposo, que se produce como consecuencia de un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 30 kg/m2, mientras que en el caso del sobrepeso se sitúa entre 25 y 30 kg/m2.

La principal causa de la obesidad responde a factores exógenos, provocados por el estilo de vida y las condiciones sociales, aunque en otros casos está vinculada a aspectos endógenos, como los mecanismos neurobiológicos, la genética, la presencia de enfermedades endocrinológicas y psicológicas o como consecuencia del tratamiento con determinados fármacos.

Asimismo, la endocrina de Hospital Parque admite que el desarrollo tecnológico alimentario ha ido unido a la incorporación de concentraciones de nutrientes desproporcionadas para el metabolismo humano, aspecto que, unido al aumento del consumo de alimentos procesados y del sedentarismo han propiciado que la obesidad mantenga una clara tendencia al alza.


 

Alza de la obesidad

Macarena Sánchez-Gallego apunta que la obesidad está asociada a un aumento de otras enfermedades, entre las que destaca por su frecuencia la diabetes tipo 2, dando lugar a la denominada diabesidad. En este caso, afirma que un IMC mayor de 25 aumenta cinco veces el riesgo de diabetes en mujeres y lo duplica en el caso de los hombres. Una tendencia que se incrementa conforme aumenta la obesidad y que en el caso de un IMC mayor de 35 se multiplica por 95, en el caso de mujeres, y por 48, en el de hombres.

Asimismo, puntualiza que la obesidad provoca, además, otros problemas, como hipertensión, incremento del colesterol y triglicéridos, y enfermedades arteriales como la cardiopatía coronaria, el ictus, la arteriopatía periférica o la trombosis venosa profunda. A esto se suma el cáncer de colon, endometrio, mama, pulmón y esófago, además de alteraciones respiratorias, digestivas, musculoesqueléticas y problemas psicológicos.

La endocrina de Hospital Parque añade que el tratamiento de la obesidad pasa por la eliminación de las enfermedades a las que se asocia, la reducción del impacto de las futuras complicaciones médicas relacionadas con el exceso de peso y la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Puntualiza que esto exige una terapia individualizada para abordar las patologías existentes, además de nuevos hábitos de vida, a través de una alimentación sana y actividad física adecuada a cada paciente.

Además, añade que en la actualidad existen fármacos seguros y eficientes en la lucha contra la obesidad pero que, insiste, deben ser prescritos por un profesional médico. En este sentido, alerta del consumo de medicamentos destinados al control de la diabetes para reducir la obesidad, como es el caso de los análogos de la GLP-1, un tratamiento que, insiste, debe ser pautado por un especialista para evitar consecuencias graves o un efecto rebote en el peso.