Los controles oftalmológicos, clave en la evolución de la degeneración macular

La Dra. Mariel Sánchez en la consulta de oftalmología de Hospital Parque Tenerife

La oftalmóloga de Hospital Parque Dra. Mariel Sánchez destaca que la detección precoz de la degenaración macular puede frenar la lesión en determinados casos o, al menos, ralentizar su evolución. Señala que esta patología es la primera causa de pérdida visual irreversible en mayores de 50 años.

La realización de revisiones oftalmológicas periódicas, unido al control de factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares, además de la eliminación del tabaquismo y la protección ante la radiación solar son los aspectos clave de cara a la prevención de la degeneración macular asociada a la edad, afirma la oftalmóloga de Hospital Parque Mariel Sánchez.

 

 

La detección precoz de esta patología, considerada la primera causa de pérdida visual irreversible en el mundo occidental en mayores de 50 años, juega un papel clave de cara a frenar o, al menos, ralentizar su evolución. Una enfermedad que, añade, en España afecta a un 13% de los mayores de 65 años y que alcanza al 30% entre los mayores de 75.

Mariel Sánchez explica que la degeneración macular asociada a la edad es una enfermedad degenerativa que afecta al área central de la retina, conocida como mácula, que es la responsable de la visión central y de la fijación, lo que repercute en actividades tan frecuentes como leer, ver la televisión o conducir. Dicha patología se traduce en una visión central borrosa, así como una alteración en la forma y tamaño de las imágenes.

 

 

La oftalmóloga de Hospital Parque señala que el 90% de los casos corresponden a la degeneración macular seca, que se caracteriza por una pérdida progresiva de células nerviosas en la mácula, lo que genera una progresión lenta de la enfermedad sin que se evidencien síntomas iniciales.

Por el contrario, la degeneración macular húmeda, aunque es mucho menos frecuente, resulta más agresiva, pudiéndose perder la visión central en apenas semanas o meses. En este caso, va acompañado de la aparición de un nuevo tejido bajo las capas más profundas de la retina que crece, exuda y puede sangrar.

 

 

Los controles oftalmológicos permiten detectar dicha patología en cualquiera de sus modalidades e intervenir con el fin de limitar su evolución, teniendo en cuenta que no se puede curar.

En este caso, a través del test de la Rejilla de Amsler o de exploraciones del fondo de ojo para examinar la zona macular, se puede analizar la situación de la enfermedad. A esto se suman, además, otras pruebas como la Tomografía de Coherencia Óptica, que muestra cortes microscópicos virtuales de la mácula, o la angiografía fluoresceínica, que permiten valorar la localización y extensión.

Mariel Sánchez añade que la valoración del oftalmólogo permite que se puedan poner diferentes tratamientos, algunos de ellos con resultados alentadores. Este es el caso de la degeneración macular húmeda, en la que en los últimos años se han incorporado nuevos medicamentos que, mediante inyecciones intraoculares periódicas, permiten que se inactive la lesión, deteniendo la pérdida de visión e incluso mejorándola.

Por otro lado, en el caso de la degeneración macular seca, la mejora pasa por aportes vitamínicos que reduzcan la progresión de la enfermedad en estadios intermedios o avanzados.

 

 

 

 

 

 

 

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