La obesidad infantil incrementa el riesgo de sufrir otras patologías en la edad adulta

a pediatra de Hospital Parque Miriam Casariego

Verduras, proteínas, fruta, lácteos, hidratos de carbono y grasas saludables son algunos de los productos clave para una dieta equilibrada.


Los malos hábitos en alimentación son la principal causa de la obesidad infantil, una enfermedad que cuenta con una elevada incidencia en Canarias con un índice en torno al 24,5% de sobrepeso y el 18,5% de obesidad, y que debe ser afrontada para evitar que aumenten las probabilidades de padecer otras enfermedades durante la edad adulta, afirma la pediatra de Hospital Parque Miriam Casariego Toledo.



Insiste en que la ausencia de una alimentación equilibrada, unida a la falta de ejercicio son la causa de la mayor parte de los casos de obesidad infantil, ya que tan solo un pequeño porcentaje está asociado a una enfermedad de base.


Miriam Casariego Toledo insiste en la necesidad de enseñar a los niños a comer de forma adecuada a través de la ingesta de alimentos que nutran y que les aporte la energía necesaria para su crecimiento. Un aspecto sobre el que los padres deben tomar conciencia, afirma.


En este sentido, explica que las comidas principales, como el almuerzo y la cena, deben incorporar un reparto equilibrado de alimentos. De esta forma, la mitad del plato debe estar compuesto por verduras y la otra mitad debe contar con alimentos con proteínas, como carne, pescado o legumbres, además de hidratos de carbono y grasas. A esto se suma también la incorporación de grasas saludables, como los frutos secos, el aguacate o el aceite de oliva. 


Otro aspecto destacado, añade, se centra en la forma de preparación de los alimentos y recomienda que se dé prioridad al consumo de productos guisados, a la plancha o asados.
Respecto al desayuno, recomienda que esté compuesto por un lácteo, como leche o yogur, fruta, frutos secos y pan, que no sea de sándwich, con productos como jamón serrano, pavo, queso blanco o aguacate, entre otros. 



Por otro lado, la pediatra del Hospital Parque afirma que hay alimentos que deben ser desterrados o limitarse a un consumo ocasional. Este es el caso del azúcar, los refrescos, la bollería y las golosinas.
Además del problema que supone la obesidad en la población infantil, Miriam Casariego Toledo afirma que su repercusión va más allá, ya que aumenta las posibilidades de padecer otras patologías durante la edad adulta. Apunta que se evidencia un aumento del  síndrome metabólico, que se traduce en enfermedades como la hipertensión, el colesterol o la diabetes, así como problemas cardiovasculares, alteraciones endocrinas, infertilidad o la aparición del síndrome de ovario poliquístico.


A su vez, el exceso de peso va asociado a la presencia de alteraciones articulares y óseas y de trastornos del sueño como la apnea. Por otro lado, puede generar una baja autoestima e incluso depresión.


Finalmente, explica, la relación entre obesidad e hígado graso hace que aumenten también las probabilidades de desarrollar otras patologías más graves, como el cáncer de hígado o de colon.
Por ello, insiste, la incorporación de pautas de alimentación saludables, unido a una práctica regular de ejercicio son una herramienta adecuada de cara a mejorar la calidad de vida.