Evitar la deshidratación en los más pequeños en verano

Dr. Antoni Marcó, pediatra en Hospital Parque Llevant

Durante el periodo estival, con altas temperaturas, el aumento de sudoración es habitual tanto en adultos como en niños, al aumentar también nuestra propia temperatura corporal. Cuando sudamos eliminamos agua por los poros, lo que ocurre además a través de las lágrimas, la saliva y las heces y, por tanto, es necesario reponer esa pérdida para evitar la deshidratación. Una deshidratación que se hace aún más patente en nuestros pequeños cuyo sistema renal es mucho más inmaduro y produce que orinen más frecuentemente, perdiendo mucha más cantidad de agua que una persona adulta.

 

 

De este modo es precisamente el calor, junto con otros problemas como diarrea, vómitos o fiebre las principales causas de esta patología. El Dr. Antoni Marcó, pediatra en Hospital Parque Llevant nos explica cómo detectar una deshidratación en los más pequeños y qué podemos hacer para evitarla.

 

¿Cómo detectar una deshidratación por golpe de calor en nuestros pequeños?

 

Aunque el síntoma más claro en adultos es la sequedad de la boca, en el caso de los niños o lactantes debemos vigilar estos síntomas:

  • Lengua o boca seca o pastosa
  • Ausencia de lágrimas al llorar
  • Ojos hundidos
  • Disminución de la orina, que puede comprobarse fácilmente si  se observa por ejemplo que se mojan los pañales menos de lo habitual.
  • Irritabilidad o somnolencia
  • Pérdida de peso.

Éste último es un síntoma muy importante para determinar el nivel de la gravedad de la deshidratación. Una pérdida de menos de un 5% supone un caso leve, si es del 5 al 10% hablamos de un caso moderado y si supera el 10% nos encontramos ante un caso de deshidratación grave.

 

 

 

Recomendaciones para superar la deshidratación

 

Como decíamos son los bebés y los niños pequeños los que corren el mayor riesgo de padecerla. Por eso, el Dr. Marcó recomienda en caso de sufrirla que es imprescindible reponer los líquidos corporales que se han perdido, lo que se conoce como rehidratación. Ésta se lleva a cabo tomando un líquido especial llamado Solución de Rehidratación Oral (SRO) durante unas 3-4 horas. Es importante administrar al principio cantidades pequeñas y frecuentemente, cada cinco minutos aproximadamente. Si el niño aguanta, se pueden ir aumentando la cantidad y disminuir la frecuencia.

En el caso de bebes que toman lactancia materna sencillamente hay que continuar con ella.

Por último, si fallara la rehidratación oral habría que pasar a la administración de líquidos por vía intravenosa.

Una vez finalizada la rehidratación se introduce de nuevo la alimentación normal evitando fundamentalmente los alimentos grasos y los de elevado contenido en azúcares.

En cualquier caso, todas estas medidas deben tomarse bajo supervisión médica, recomendándose que siempre que se produzca cualquier síntoma que nos alarme se acuda al servicio de Pediatría.

Finalmente, el Dr. Marcó nos aconseja evitar la exposición directa al sol, no permanecer con bebés o niños pequeños en el exterior en horas punta del día y tampoco someterlos a cambios bruscos de temperatura,  entre otras medidas, para prevenir esta patología.